

La
serie gris se refiere al gris de la tarde y al gris que hay
en mí. Al cansancio, a veces, de vivir.
Al cansancio de tener que soportar la materia, el cuerpo,
la enfermedad, todo lo negativo que condiciona mi libertad.
El gris de la tarde pasa, vuelve otra tarde mejor, quizás...
Pero el gris que hay en mí, aún no pasa.

El
verde es el color preferido de mi hija. Por eso en esta serie
considero los poemas relacionados con ella y con mi futura
descendencia, a través de ella.
¿Qué sentirá una mujer de otro siglo,
quizás de otro milenio, que descienda de mí,
al leer algo que escribió una antepasada de ella?...
Nunca lo sabré, pero ese poema es para esa mujer, para
esa lejana mujer que descienda de mí...

Esta
serie comprende los poemas elegíacos, es decir, los
dedicados a seres amados desaparecidos.
Mi tía y madrina significó mucho para mí:
estuvo a mi lado siempre. Me amó y amó también
a mi hija, cuando nació. Al morir, ambas sentimos mucho
su ausencia.
Creo que sus amadas plantas, aún la extrañan...
Otro ser amado y ausente fue Tancredo, el gato que me acompañó
durante mi embarazo. Con su silenciosa mirada me demostraba
todo su amor y toda su fidelidad.
También hacia mi hija, después que nació.
El amor de los animales es único: lo demuestran, lo
brindan, y nunca, nunca nos juzgarán.

El
verde también se relaciona con la naturaleza. Por eso,
de nuevo este color, aunando las flores, las aves, la brisa,
con el amor que siento por mi hija.
La naturaleza exhuberante y salvaje está presente en
estos poemas. El río, la lluvia, el dique, el paisaje
que cautiva y que, a su vez, aterra...
También la esperanza de un amor asoma, inquietante...

El
azul es mi color preferido. Por eso, en las series Azul y
Azul 2 ubico los poemas referidos a lo que más amo
en la vida: mi hija, la naturaleza y mi vocación docente.
Por eso está presente "Chispa", un poema
que escribió Coral a los 12 años, reflejando
su candor y su inocencia.

"Docencia",
un poema que refleja algunas experiencias que he vivido en
mi tiempo de docente: la alegría del comienzo, los
años, el desgaste, pero siempre, inalterable, la misma
pasión por el alma niño-adolescente.
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